jueves, 19 de febrero de 2015

Disfunción eréctil




La disfunción eréctil se define como la incapacidad perdurable o reiterada para lograr la suficiente rigidez del pene, y mantenerla el tiempo necesario para conseguir una relación sexual satisfactoria. El término se refiere únicamente a la capacidad de erección del pene y no implica trastornos del deseo sexual, la eyaculación o el orgasmo. Para que se determine la existencia de disfunción eréctil, la afección debe prolongarse por un mínimo de tres meses.

Tipos de disfunción eréctil

En la función eréctil intervienen diversos factores físicos y psicológicos, por lo cual la alteración de uno o más factores puede llevar a disfunción erectil. Podemos clasificarla en tres grupos:
  • Orgánica: puede ser secundaria a lesiones vasculares (lo más frecuente 60-80%), neurológicas (10-20%), hormonales (5-10%) o locales.
  • Psicógena: debido a una disfunción del mecanismo eréctil sin lesiones físicas.
  • Mixta: debida a la combinación de factores orgánicos y psíquicos.

A quién afecta

La disfunción eréctil es un problema de salud de alta prevalencia entre los varones mayores de 40 años, y tiene una importante repercusión en la calidad de vida del varón afectado, así como en la de su pareja.
La valoración de las disfunciones sexuales del varón en la sociedad occidental, y quizá de forma especial en el medio urbano, ha aumentado de forma espectacular en los últimos años.
Hasta hace poco tiempo, apenas se contaba con datos epidemiológicos sobre la disfunción eréctil, debido a la escasez de estudios de investigación al respecto, y al hecho de que a muchos pacientes y profesionales sanitarios les resulte embarazoso tratar problemas de tipo sexual durante la consulta.
Por otra parte, la reciente disponibilidad de fármacos orales con un buen perfil de eficacia y seguridad para el tratamiento de la disfunción eréctil, ha transformado el abordaje diagnóstico y terapéutico de este problema.
Un estudio realizado en Estados Unidos entre 1.290 varones, de edades comprendidas entre 40 y 70 años, estimó que la prevalencia global era del 52%.
El estudio EDEM (Epidemiología de la Disfunción Eréctil Masculina), que se realizó en 2.476 varones españoles, de entre 25 y 70 años, encontró algún grado de disfunción eréctil en el 12,1%. La prevalencia en España se estima entre 1.500.000 a 2.000.000 de varones.
Los principales factores de riesgo asociados a la disfunción eréctil son los siguientes:
  • Edad: la probabilidad de padecer de la disfunción eréctil, así como su severidad, se incrementan conforme aumenta la edad, aunque no debe ser considerada como una consecuencia inevitable de la misma.
  • Diabetes mellitus: es la enfermedad endocrina asociada con mayor frecuencia a esta enfermedad. La probabilidad de padecer disfunción eréctil es tres veces superior en pacientes con diabetes mellitus en comparación con la de la población general. El 15% de los varones sanos con disfunción eréctil presentan una sobrecarga de glucosa alterada. Los mecanismos etiopatogénicos implicados en el desarrollo de de la disfunción eréctil en los  diabéticos serían vasculares, neuropáticos y por disfunción gonadal.
  • Enfermedad cardiovascular: se ha demostrado la asociación de disfunción eréctil con la presencia decardiopatíahipertensión arterial, enfermedad vascular periférica y descenso del colesterol HDL.
  • Tabaquismo.
  • Secundaria a fármacos: fármacos que causan hiperprolactinemia, que disminuyen los niveles de testosterona, psicotropos y antihipertensivos.
  • Secundaria al consumo de drogas: cocaína, heroína, etcétera.
  • Trastornos afectivos: se han relacionado con la aparición de disfunción eréctil tanto las causas psicológicas como la baja autoestima, los conflictos de pareja, el estrés, una educación sexual muy prohibitiva, traumas o abusos sexuales en la infancia, trastornos de identidad sexual, o trastornos psiquiátricos como la depresión, la ansiedad y la psicosis.

    El diagnóstico  de la disfunción eréctil consta de dos niveles y depende de los objetivos del paciente y su pareja, así como de la edad, el estado general de salud y la condición médica del sujeto. El primer nivel es una anamnesis médica y psicosexual detallada, un examen físico completo, y una evaluación de laboratorio hormonal y básica, seguidos de la discusión de las opciones terapéuticas sin recurrir a otros estudios. Y un segundo nivel, que tiene por finalidad determinar con precisión la causa de la de la disfunción eréctil, y requiere uno o más de los siguientes estudios: consulta psicológica, prueba de la tumescencia nocturna (TPN), evaluación neurológica avanzada y estudios arteriales y venosos funcionales.
    Las pruebas diagnósticas de la disfunción eréctil se dividen en muy recomendadas, recomendadas, opcionales y especializadas:
    • Pruebas muy recomendadas: se deben realizar en todos los pacientes, e incluyen una historia clínica completa y una exploración física.
    • Pruebas recomendadas: deben realizarse en la mayoría de los pacientes, y consisten en determinaciones analíticas como glucemia, perfil lipídico, testosterona libre o total, en mayores de 50 años, o más jóvenes si aparecen signos o síntomas de hipogonadismo, como disminución del deseo sexual, del volumen testicular bilateral, y de los caracteres sexuales secundarios.
    • Pruebas opcionales: se recomiendan en determinados grupos de pacientes, dependiendo del criterio médico, y son: hemograma, función renal y hepática, hormonas (LH, prolactina, TSH, T4 y cortisol en sangre y orina).
    • Pruebas especializadas: están indicadas en aquellos casos en los que sea preciso distinguir entre naturaleza psicógena y orgánica del proceso.
    Son las pruebas de objetivación de la erección espontánea:
    • El registro de rigidez y tumescencia peneana nocturna (Rigiscan- NPT): consiste en registrar las erecciones que se producen mientras el paciente permanece dormido. El registro se ha de efectuar preferentemente durante tres noches.
    • Test de la estimulación visual: consiste en la visualización de films eróticos que producen una erección en la mayor parte de los hombres. La presencia de erección descarta que la causa de la disfunción eréctil sea orgánica.
    También podrían realizarse en determinados pacientes estudios vasculares y neurológicos más específicos.
    Los objetivos de la evaluación diagnóstica, ya sea exhaustiva o limitada, son:
    • Determinar las causas médicas y psicológicas.
    • Evaluar la severidad y el grado de responsabilidad de la misma.
    • Establecer una estrategia terapéutica que sea compatible con el diagnóstico específico y cumpla las expectativas del paciente y de su pareja.

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